martes, 5 de febrero de 2008

México Profundo y la Mesera Lili



EL MÉXICO PROFUNDO Y LA MESERA LILI

Febrero 2008

Llegué a la cafetería que está detrás de los Portales. Iba resignado a que mi mesa favorita estuviese ocupada, que es la única al lado del balcón. Últimamente siempre la encuentro ocupada pero no importa, el café es bueno, hay otras mesas, y dónde yo me siente, llega la meserita Lili a saludarme, siempre cordial, siempre con una sonrisa. Me sirve mi esspresso doble cortado y si tiene tiempo, regresa a hacerme plática.

En este pueblo machista, es raro que en algún restaurante atienda una chica joven. Pienso que no las hay porque a algunas no las dejan sus padres, a otras les da pena, y a otras no las contratan, porque los clientes se ponen a vacilar con ellas y entonces no trabajan igual, o se casan, o se embarazan. En casi todos lados, llega una turba de meseros a atender al cliente, y digo turba, porque no son dos por mesa, son más, porque al dueño no le importa que haya muchos, porque no les paga un salario, les da la oportunidad de ganarse una propina. La regla es: En la cocina, mujeres; en “piso”, varones. Es falso de toda falsedad que en estos pueblos del Altiplano Central opere el capitalismo que nos tienen prometido, donde el que paga manda, y al cliente lo que pida… ¿Qué elegirías, lector, un mesero servil o una jovencita alegre? Elige, pero acabarás donde el mesero servil, porque o es así, o no cenas.

En este pueblo la cuenta de una mesa de tres o cuatro personas puede ser muy superior a todas las propinas que puedan juntar esos meseros en toda la semana, inclusive en todo el mes. O sea que hay clases sociales y eso se nota en el lenguaje. Al cliente le dicen: -Gusta que le tomemos la orden? Está listo para ordenar el caballero? Con sus amigos comentan: Llegó un pendejo, estuvo chinga y jode, y todo para la pinche propina que dejó…Detrás de esa exagerada cortesía de los meseros mexicanos hay un resentimiento social, que no es violento, pero que sí divide.

Por eso me agrada la cafetería donde trabaja LiLi. Hay mas meseras que meseros, cosa bastante inusual. Alguna ventaja tendría que tener para los pueblerinos vallesanos que llegase la franquicia del “Italian Coffee Shop”. Tal vez haya una cláusula en la concesión de garantizar la igualdad de género en las oportunidades de empleo. O tal vez fue una buena idea del dueño de la franquicia, y por eso la cafetería se volvió tan popular. La meserita Bibi no es la mas bonita, pero si la mas jovial. Las otras, sus compañeras, apenas y hablan: -Qué le sirvo? Preguntan con la mirada esquiva, por ignorantes, por penosas, o por el que dirán. Los “atavismos del mexicano” diría mi madre. Lili se atreve a sugerir, a hacer plática, inclusive a bromear, claro, dependiendo de los clientes. En diciembre le traje su regalo de Colombia, porque me había preguntado a donde iría, y que como serían las cosas por allá. Ese mismo día un grupo de adolescentes la llamó: -Lili, tu regalo…De otra mesa salió un grito a coro: Queremos que nos atienda Lili. Atendiendo a esos grupos de jovencitas burguesas que actúan como si hubiesen nacido con el derecho de merecerlo todo, Bibi no actuaba como la empleada, sino como la amiga, y lo que es más, como su anfitriona.

Hace meses, cuando la cafetería era menos popular, me contó que le gustaría irse fuera del pueblo a estudiar su carrera, a Toluca ó a Cuernavaca. Quería buscar nuevos horizontes. El pueblo le queda chico, sobre todo entre semana. No hay mayor cosa qué hacer. –Buscáte un novio, le dije algún día, a lo que me respondió que ya tenía. Me habló de él sin mayor entusiasmo. –Usted cree, que nunca me lleva de paseo? Nuestras citas son en su oficina en la Comandancia, porque el es policía y dice que debe estar ahí por lo que se ofrezca. –Bibi, acabas tus exámenes de prepa y te vas para Toluca. A una nueva vida, con cambio de novio incluido. Sabía que lo iba a lograr. Que el novio ese era parte de un pasado que iba a superar.

Pero hoy la meserita Lili no llegó y me atendió un muchacho, también amable pero no es igual. -Y Lili? -Bien a bien no sé, pero dicen que…ya sabe Usted…y trazó en el aire un abdomen abultado, indicándome que Lili se embarazó. –Me la saludas, si la ves, le dije restándole importancia al asunto. Pero la noticia no me gustó. A los 18 años tendrá a su primer bebé…Ya no habrá carrera, supongo yo, ni nuevos horizontes, mas allá de este pueblo, mas allá de la oscura oficina de la comandancia donde tenía sus citas con el caballero que la embarazó.

¿Que no sabías, Lili, del condón, de las pastillas anticonceptivas, de la pastilla del día después? Claro que lo sabías, Lili, ni modo de que no. Y entonces Lili? –Pues no sé, me respondería en este diálogo imaginario. –No sé, repetiría, viendo al vacío, como si tuviera los ojos de un ídolo azteca tallado en piedra. Porque su momento de modernidad pasó y se la tragó el México profundo. El México de la rutina, de la sobre vivencia, y de la reproducción…Volvió a su esencia, la de una nación que se resiste a progresar.

Seguirá en este pueblo de ricos de fin de semana y de pobres de todos los días, trabajando una temporada aquí, otra temporada allá. Un día me la toparé en la óptica, otro tal vez, en la zapatería. Ya no será la chica con la ilusión de triunfar, estudiar, y conocer lugares. Será la típica mujer del México humilde y rezagado. Trabajará, regresará a la casa donde esté viviendo, que puede ser un cuarto con la madre, o con una tía, y lavará, planchará, cocinará, irá al mercado, regresará del mercado, con la ilusión, quien sabe de qué. No se me ocurre ninguna otra ilusión para su vida que no sea la de volverse a embarazar.

¿Qué me puse pesimista? ¿Qué estoy negando la posibilidad de que exista una madre soltera plena y triunfadora?. ¿ O Ustedes creen que Lili es una chica muy moderna y que se fue a hacer juegos eróticos sobre el escritorio de una comisaría para expermientar una nueva parafilia?

Hay un detalle que no he dicho: El caballero es jefe de la mamá de Lili.

2 comentarios:

rolo ridder dijo...

Por Dios! me ha emocionado tanto esta historia, no por extraña sino por el retrato narrativo que has hecho de Bibi, su gente y "su" sociedad. Méxi profundo, Argentina profunda, da igual... Latinoamerica profunda, desequilibrada, manoseada, ignorante. Hay que iluminar como cada uno pueda aún a riesgo de equivocarse. Me da rabia, mucha...
Un saludo!

ALCIDES MONTES- dijo...

Da gusto tener lectores como rolocine. "Sentí" mas el cuento después de leer tu comentario. Se agradece...